La transformación digital es un juego de niños.
Puede ser simple
o muy complejo.
¿Cuántos de nosotros crecimos jugando con Rasti, o jugamos al Lego con nuestros hijos y nos vimos armando mundos, castillos o naves espaciales desde el primer bloquecito? El único límite era la imaginación, y un avión podía ser una réplica a escala de un Boeing, o emprender el vuelo con dos bloquecitos en cruz, según el kit con que contáramos.
Millones de apps interconectables, tecnología de avanzada a cambio de un fee mensual por uso, inteligencia en la mano de cada persona. Estos son los nuevos bloques con que se juega la transformación y presencia digital de las empresas.
En La Orquesta estamos para ayudarte.¿Jugamos?
Es saludable que los responsables de una empresa conozcan las posibilidades y combinaciones, y decidan el uso más apropiado para su negocio. El propósito debe seguir siendo el motor y la razón de existir de la empresa. De la misma manera que los ladrillitos de una fila se apilan sobre la anterior, sólo conociendo la posición actual de una empresa se puede decidir qué camino elegir.
¿Y cómo jugar? En equipos que combinen negocio y #tecnología, usando métodos #Agile, creciendo en fases siempre funcionales, con el #cliente siempre en mente y entendiendo el error como parte del camino. Y claro…los posibles peligros.
Con la transformación digital, la captación de nuevos clientes ha mutado del funnel a la forma de un gran pez, y las conversiones suceden en sus “entrañas” digitales. El ansiado (y ansioso) cliente “googlea” su deseo, iniciando su viaje digital hacia sitios web, mercados, sitios de e-commerce, redes sociales y otros. “Vive” en videos la experiencia de tener el producto, sea este el del deseo original o un sustituto que luzca más atractivo y cercano. Hecha la compra, su experiencia tendrá más fuerza que antes. Si está encantado, sus posteos atraerán nuevos “buscadores”, pero si algo falló, seguramente su camino sea en búsqueda de otro pez...
Además de tener un “look” digital en nuestro sitio web, o redes sociales es necesaria una coherencia marca-producto-experiencia aplicada a las caras visibles de las empresas. Es preciso desarrollar una estrategia de presencia digital que abarque todo el espectro de interacciones.